Se requieren más estudios para confirmar esa relación.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Además de cumplir un rol en el metabolismo del calcio y del hueso, la vitamina D, cuya síntesis depende de la cantidad de rayos ultravioleta que recibimos del sol en nuestra piel, también podría reducir la probabilidad de infarto agudo de miocardio.
Así lo indica un trabajo de bioquímicos y cardiólogos argentinos, para quienes resta estudiar si la suplementación con Vitamina D en pacientes con niveles insuficientes del nutriente puede tener un rol preventivo cardiovascular. Esa posibilidad “debe ser extensamente evaluada”, sostuvo la directora del estudio, la doctora Gabriela Berg, docente e investigadora del CONICET en el Departamento de Bioquímica Clínica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB) de la UBA.
Berg y sus colegas evaluaron a 66 pacientes masculinos que sufrieron infarto agudo de miocardio y que ingresaron al Hospital Argerich, de la Ciudad de Buenos Aires, para someterse a una angioplastia coronaria. Analizaron muestras de sangre y encontraron que “sólo el 15% de los pacientes tenía la vitamina D en concentración suficiente”, señaló la científica.
Por otra parte, el déficit se acompañó de otros factores de riesgo, como un perfil de lípidos alterado, mayor concentración de leptina (hormona del tejido adiposo) y mayor actividad de la enzima MMP-2, directamente relacionada a la vulnerabilidad de la placa aterosclerótica.
El trabajo argentino, publicado en la revista Current Vascular Pharmacology, se suma a una serie de estudios que, en la última década, han explorado la asociación entre los niveles de vitamina D y la incidencia de patologías cardiovasculares.
“Nuestro trabajo permite avanzar en el conocimiento de distintos factores involucrados en el infarto agudo de miocardio”, destacó Berg, quien dirige el Laboratorio de Lípidos y Aterosclerosis en el Instituto de Fisiopatología y Bioquímica Clínica de la UBA.
Del estudio también participaron Nahuel Fernandez Machulsky, Magalí Barchuk, Micaela Lombardo, Diego González, Laura Schreier y Bibiana Fabre, de la UBA, así como los cardiólogos del Hospital Argerich Juan Gagliardi, Alejandro García Escudero, Gerardo Gigena y Federico Blanco.
Fuente: IntraMed
Investigación del CONICET en el Hospital Argerich | 31 JUL 17