Los ácaros del polvo: omnipresentes, alérgenos y ancestrales que producen enfermedades ampliamente infradiagnosticadas.

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Campaña contra los ácaros del polvo.

No los podemos ver a simple vista, pero los ácaros del polvo doméstico comparten con nosotros nuestro entorno y se acumulan en objetos tan preciados como el sofá, la cama o nuestro cojin favorito.

Aunque no estén considerados como un problema de salud pública, se estima que son el origen de aproximadamente el 20% de las alergias respiratorias en Europa y la primera causa de alergia respiratoria en los niños en la UE.

Los ácaros del polvo se alimentan principalmente de los pequeños fragmentos de piel humana que nuestro cuerpo desprende continuamente o los de nuestras mascotas y, más que los propios ácaros, los que pueden provocar alergias son sus heces, caparazones y cadáveres

La alergia a los ácaros del polvo del polvo se manifiesta con síntomas similares a la gripe, como bloqueo de la nariz, moqueo, estornudos, dificultades para respirar, ojos irritados, cansancio, y enfermedades recurrentes como bronquitis o infección de la garganta. Y, a diferencia de la alegia al polen, pueden persistir durante todo el año.

A pesar de que disminuye notablemente la calidad de vida de las personas afectadas, se trata de una enfermedad ampliamente infradiagnosticada.

 

Una plaga común con una historia evolutiva poco habitual

Lo que hoy dia conocemos como ácaro del polvo, un animal actualmente de vida libre, se ha desarrollado de un antepasado parásito, que a su vez evolucionó de organismos de vida libre hace millones de años.

Su presencia en nuestros hogares es reciente. Los ácaros del polvo antiguos vivieron en nidos de pájaros durante millones de años, antes de mudarse a las viviendas humanas hace relativamente poco tiempo.

Un nuevo estudio genético sugiere que, a consecuencia de su tumultuosa historia evolutiva, los ácaros del polvo desarrollaron una forma nueva de proteger su genoma frente a posibles perturbaciones internas, comunes en animales y plantas, causadas por los fragmentos de ADN que pueden cambiar su posición en el genoma y causar mutaciones o enfermedades.

En la mayoría de los animales, esta misión de vigilancia se lleva a cabo mediante pequeños fragmentos de ARN, que encuentran y rompen secuencias genéticas ofensivas, un mecanismo que se denomina ruta de ARN asociada a Piwi, llamado así por la proteína Piwi, descubierta por primera vez en las moscas de la fruta.

Pero, un nuevo estudio, realizado en las universidades de Southern Mississippi y Michigan en EEUU, para secuenciar el ADN y ARN de una de las especies más comunes de ácaro del polvo doméstico, Dermatophagoides farinae, ha mostrado que no tienen proteinas Piwi, ni los fragmento de ARN que la mayoria de los animales utilizan para controlar los elementos de ADN transponibles.

En su lugar, han desarrollado un mecanismo de ARN totalmente diferente, que utiliza pequeños fragmentos de ARN de pequeña interferencia. El genoma del ácaro del polvo también codifica una proteína que puede amplificar estas piezas de ARN de pequeña interferencia.

Según los investigadores, los ácaros actuales actuales evolucionaron a partir de antepasados parásitos. Frecuentemente, la transición al parasitismo se asocia a cambios genéticos dramáticos, un legado mantenido por los ácaros del polvo cuando regresaron a un estilo de vida libre.

¿Cómo reducir la exposición a los ácaros en el hogar?

La exposición a los ácaros puede ser reducida siguiendo algunas medidas específicas de limpieza y evitación. No es posible eliminarlos al 100%, pero siguiéndolas podemos mantener los síntomas de alergia bajo control:

  • Evitar siempre que sea alfombras, moquetas, cortinas, cojines, muñecos de peluche, mantas, aire acondicionado, etc
  • Son preferibles las viviendas secas y soleadas, especialmente de reciente construcción, ya que las casas antiguas acumulan más polvo. Las temperaturas inferiores a 25ºC son el objetivo a conseguir.
  • Para la limpieza, usar aspiradora con filtro HEPA (de alta eficiencia) en vez de escoba: aspirar a fondo durante 20 minutos y mínimo una vez por semana. La limpieza debería hacerla otra persona distinta al paciente, pero si esto no es posible, es importante llevar mascarilla.
  • Al aspirar, prestar especial atención a sillones y cortinas. Las alfombras deben sacudirse en el exterior antes de aspirarlas, aunque lo realmente aconsejable es retirarlas.
  • Colocar cubiertas antiácaros en colchones y almohadas, que tienen pequeños poros para permitir la transpiración pero que impiden el paso de los ácaros. El soporte de la cama (canapé) debe estar recubierto con plástico.
  • Tanto la ropa de cama (fundas y sábanas) como las cortinas han de lavarse al menos cada 10 días a temperaturas elevadas (60ºC). Si no se pueden evitar los peluches, son preferibles los de pequeño tamaño, que también se puedan lavar a altas temperaturas.
  • Reducir la humedad relativa por debajo del 60%, mediante aparatos de aire acondicionado, dificultará la reproducción de los ácaros.

 

 

Fuente: Michigan News