La empatía consiste en aprender a ponerse en el lugar del otro, conectar con sus sentimientos y con la forma en que vive las situaciones, entendiendo sus deseos y sus miedos. Consiste en estar centrado totalmente en el otro, escuchándolo a un nivel racional y emocional, percibiendo su lenguaje verbal y no verbal. Esto implica olvidarme de mi, detener mi diálogo interior, estar totalmente atento a lo que me dice y no pensar en lo que le voy a decir yo, o lo que le voy a preguntar a continuación.
Practicar la empatía nos ayuda a ampliar nuestras perspectivas y con ello a enriquecer nuestro mundo con nuevas ideas, puntos de vista, oportunidades, eso a lo que Ortega y Gasset llamaba perspectivismo. Es una habilidad social clave que nos permite escuchar mejor, comprender, y formular mejores preguntas, tres aspectos fundamentales de una buena comunicación y la base para construir relaciones sólidas y enriquecedoras.
Para ello te propongo 7 sencillos ejercicios prácticos para mejorar tu empatía:
1.- Deja de escuchar durante 5 minutos y concentra tu atención en el lenguaje no verbal.
Olvídate del significado de las palabras y atiende al resto de la información: capta el tono de voz, observa la postura corporal, la mirada, la expresión facial en su conjunto, los gestos, aprecia los silencios, déjales espacio para que surjan y se mantengan. Busca el significado detrás de todos estos gestos. Construye la historia, la conversación desde lo emocional, olvidándote de las palabras.
Una buena forma de empezar a practicar es ver escenas de películas sin voz e interpretar lo que le pasa a cada personaje. Aquí te dejo una que podría ser una escena de la vida diaria.
2.- Elige a una persona al azar e intenta imaginar lo que la mueve a hacer lo que hace y cómo lo hace.
Un buen momento para este tipo de ejercicio es cuando paseas, cuando estas en un transporte público, de compras en unos grandes almacenes o centro comercial, en una estación de tren, en el aeropuerto, en una cafetería. Estos lugares son ricos en escenas que nos pueden servir para poner en práctica nuestra empatía. Fíjate en alguien o en un grupo, observa lo que hacen e imagina que hay detrás de esa conducta, piensa en las dificultades que puede tener en su día a día, en cuales pueden ser sus miedos.
Puedes hacerlo también recordando alguna situación vivida en el pasado Y ayudarte de la técnica de las 3 columnas:
– Anota en una columna qué es lo que ha ocurrido realmente, los hechos
– En la segunda columna registra cuál es tu opinión al respecto
– Y en la tercera como crees que lo ve la otra persona, que opina ella
Otro ejercicio que puede ayudarte es leer guiones de teatro concentrándote en un personaje y buscando en el texto lo que hay más allá de las palabras: los miedos que se esconden, las emociones que están a flor de piel, la historia personal, experiencias previas.
3.- Comienza cualquier encuentro, cualquier conversación preguntando y mostrando interés por el otro, y deja espacio para que se abra y simplemente recibe.
¿Cómo estás? ¿Qué tal te ha ido estas últimas semanas? ¿Qué tal tu trabajo?
Acompaña estas preguntas de un lenguaje no verbal que demuestre interés y cercanía. Gira tu cuerpo hacia ella ofreciéndole toda tu atención. Mírale a los ojos y con interés, pero sin esperar nada.
Las preguntas juegan un papel muy importante en cualquier comunicación interpersonal: hacen sentir al receptor que tenemos interés en conocer sus ideas y sentimientos, que valoramos lo que piensa.
4.- No expongas tus opiniones sobre lo que te dicen
No se trata de lo que tú piensas, se trata de lo que él o ella creen o sienten. Evita expresiones del tipo «Tu problema es que…», «Ya te dije que», «Sabía yo que iba a pasar esto» «Creo que lo que te pasa es que»
5.- Recoge y devuelve la emoción de las distintas personas con las que te encuentras a lo largo del día.
Puedes usar diferentes fórmulas como parafrasear y reformular su mensaje para conectar con la emoción que crees pueda estar experimentando.
Si te dicen «Estoy preocupado porque no me han llamado del hospital para darme los resultado» tú puedes parafrasear y decir » así que estas preocupado por la demora en los resultados»
Con ello se sentirá más comprendido y lograrás que pase de hablar de hechos a hablar de emociones. Y esa es la clave de la empatía
También puedes usar la confrontación ayudando a los demás a ver sus propias incongruencias emocionales. Por ejemplo: «estás disgustado porque quieres arreglar las cosas con tu compañero de trabajo, sin embargo, me dices que cuando trabajas con el sientes que te trata de forma despectiva».
Acompaña tus mensajes siempre de un «entiendo», «puedo hacerme cargo de…», «supongo que en tu lugar debes pensar/sentir…». Son fórmulas verbales que transmiten al otro que te estas poniendo en su lugar.
6.- Practica durante varias veces al día la técnica de «sal de tus zapatos para ponerte en los de los demás».
Busca personas con las que más difícil te resulte ser empático, comprenderlas, o entenderlas, que te generen más rechazo, y esfuérzate durante unos 15-20 minutos por entenderlos. Trata de buscar lo que en PNL se llama la intención positiva que hay detrás de toda acción y conducta, para el que la lleva a cabo.
Según este principio de la PNL cada persona realiza siempre la mejor conducta posible en función a los datos de los que dispone (sus creencias, sus valores, la realidad en la que opera, sus experiencias, su educación, sus principios, sus hábitos).
Un ejemplo de conducta que podría ser calificada como negativa por muchos, y que está incrementándose en nuestro tiempo es el aislamiento social deliberado. No salir de la casa por miedo, durante una larga temporada, puede parecer obsesivo y enfermizo para algunas personas, sin embargo, la intención positiva que está detrás para esa persona es protegerse del mundo externo que la amenaza en forma real o imaginaria.
Por lo tanto la conducta absurda, para algunos, es valiosa para esa persona.
Ponte a lo largo del día en los zapatos de varias personas, busca su intención positiva, comprende su situación, sus miedos, las emociones que experimentan, sus luchas internas. Al cabo de un mes te sorprenderás a ti mismo haciéndolo de forma casi inconsciente. Habrás logrado mejorar tu empatía.