La organización Mundial de la Salud (OMS) definió el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) como un conjunto de síntomas inespecíficos que incluyen irritación en ojos, nariz y garganta, fatiga mental, dolor de cabeza, náuseas, mareos e irritación cutánea, que parecen tener una conexión temporal con un edificio en particular, pero no con una causa específica.
Los síntomas del SEE son generalmente leves, pueden variar con cada episodio de exposición y no hay pruebas objetivas (tales como indicadores en un análisis de sangre o una sustancia particular en un muestreo de aire) para confirmar dicho diagnóstico. Así pues, el SEE se entiende como “una gran densidad de quejas de los trabajadores”, establecido en un 20% de los ocupantes de un edificio, según la OMS.
La agencia de protección ambiental de los Estados Unidos da unas pautas para la identificación de un posible SEE:
- Los síntomas guardan relación temporal con un edificio en particular o con parte de un edificio.
- Los síntomas desaparecen cuando la persona deja el edificio.
- Los síntomas ocurren estacionalmente.
- Compañeros de trabajo expresan quejas similares.
La calidad del aire es uno de los factores de mayor influencia en el SEE:
- La calidad química del aire requiere que no existan (o estén por debajo de un umbral) contaminantes químicos que puedan provocar efectos nocivos en los ocupantes que lo habitan. Entre ellos se incluyen tanto contaminantes generados en el exterior del edificio (CO2, NOx…) como aquellos generados por las actividades del edificio (O3, CH4…).
- La calidad física del ambiente incluye la consideración de un conjunto de variables físicas (ruido, vibraciones, iluminación, electricidad estática, radiaciones magnéticas, etc.) que deben mantenerse dentro de unos niveles aceptables para que no exista malestar.
- La calidad microbiológica del aire requiere controlar las condiciones ambientales y llevar a cabo un correcto mantenimiento, sobre todo de los equipos de climatización, para evitar la proliferación de microorganismos potencialmente patógenos como la legionella.
- La calidad termofísica del aire requiere reunir las características termofísicas adecuadas para que pueda producirse apreciación del confort, en la interacción del trabajador con el espacio que lo envuelve. Por parte del ambiente intervienen la temperatura seca y la humedad relativa, la velocidad relativa del aire y la temperatura radiante media de los cerramientos. Por parte del cuerpo humano, intervienen el calor generado (que depende de la actividad que se realice), la temperatura de la piel, la superficie de la piel, su humedad y el porcentaje de la piel mojada por el sudor. Finalmente, por parte de la ropa, cabe considerar la resistencia térmica, la resistencia al paso del vapor de agua, aa temperatura superficial y la superficie exterior y emisividad de esta superficie.
No sólo los contaminantes químicos, físicos y biológicos son los causantes del SEE, sino que también influyen factores psicológicos y ergonómicos. La ergonomía del entorno resulta fundamental para que los ocupantes no manifiesten respuestas de disconfort o reacciones de insatisfacción al estar en un ambiente interior.
Fuente: Prevención Integral